▁Romanos 8:9
Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
▁Efesios 4:20-24
Mas vosotros no habéis aprendido así á Cristo:
☆Si pero lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, como la verdad está en Jesús, ☆A que dejéis, cuanto á la pasada manera de vivir; el viejo hombre que está viciado conforme á los deseos de error; ☆Y á renovarnos en el espíritu de vuestra mente, ☆Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad.
Es una realidad para todos nosotros que gran parte de lo que conocemos como Cristianismo -o que por lo menos se anuncia como tal- está de cabeza. Lo vemos todos los días en televisión; lo escuchamos en la radio; lo vemos en nuestros trabajos, en nuestro vecindario, e inclusive en nuestras iglesias. A qué me refiero? A la gran cantidad de personas que afirman ser cristianas, pero que sus vidas no concuerdan con la vida en el Espíritu de la que habla la Biblia (En los pasajes antes leidos.)
La realidad es que hay miles de personas que afirman ser creyentes y no lo son. Son aquellos de los que habló Pablo a Tito, “profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tito 1: 16). Estos son los falsos profesantes!
La Biblia afirma que “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo” (Romanos 10:9), sin embargo también afirma que muchos llegarán delante de la presencia del Señor y le dirán, “Señor, Señor,” esto es, confesarán con su boca que Jesús es el Señor, pero el mismo Jesús les dirá, “Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23). Y también nos dice la Biblia “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso,” por lo que muchos creerán que aman al Señor pero han sido engañados por su propio corazón.
El Cristianismo es una religión! Es la religión de Cristo! Su fundamento es el Señor Jesucristo y los que le siguen y obedecen son llamados Cristianos. De hecho, fue en Antioquía donde se le llamó por primera vez en la historia ‘cristianos’ a los discípulos de Jesús o de la doctrina de Jesús (Hechos 11:26).
Ahora, fue Jesús quien definió a sus discípulos: ellos serían aquellos que le siguen y le aman. Pero ese amor a Cristo tiene una evidencia: le obedecen (Juan 14:15). Pero, la realidad es que muchos afirman amar a Jesús, es más, como dije antes, afirman que Él es su Señor, y sin embargo, como le dijo Pablo a Tito, sus hechos demuestran su falsedad: no obedecen la voz de Jesús. Son falsos profesantes!
Es por eso que la epístola de Santiago es tan importante para la iglesia de nuestros días. Mucho se puede decir de las razones de las altas tasas de falsos profesantes que existen en nuestras iglesias. Una de las razones es la ‘aparente’ paz en la que vivimos en Occidente. Donde no hay persecución, no hay capacidad de distinguir entre los que pretenden ser cristianos y los que realmente están dispuestos a dar su vida por el Señor. Siempre me he preguntado que pasaría si se desata una ola de persecución en mi país! Qué pasaría si el gobierno pasara una ley de ejecutar a todos los cristianos? Lo que ocurriría es que muchas iglesias quedaría vacías! Muchos revelarían inmediatamente cuál era su verdadera condición espiritual: “reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tito 1:16).
Es a esos falsos profesantes a los que les escribe Santiago. De hecho, el medio hermano de Jesús les tiene un nombre bien particular: “hombre de doble ánimo” (Santiago 1:8).
Algo llegó a oídos de Santiago que le impulsaron a escribirle una carta a estos hermanos “en la dispersión” (1:1). Y lo más probable es que algunos hermanos se estaban quejando que en la iglesia habían ‘hermanos’ que se estaban comportando como el mundo, hombres “inconstantes en todos sus caminos” (1:8).
Y es a estas personas a quien dirige Santiago su carta; a esos hombres de doble ánimo! Ahora, ese término, que es usado exclusivamente por el autor de la epístola es el término griego dipsuchos, que literalmente quiere decir “doble mente.” La característica de estos hombres es que su mente varía de un lado a otro. Es decir, tiene un pensamiento o una mente dividida. Y Santiago le dedica el resto de la epístola a describir a este hombre de “doble mente” con el fin de hacerles ver su falsedad y, como veremos al final, mostrarle a los verdaderos creyentes en esa iglesia la necesidad de orar por la salvación de estas personas. Cómo es este hombre de doble ánimo?
El hombre de doble ánimo tiene una fe falsa (1: 6-8)
El hombre de doble mente profesa tener fe en Dios, pero su profesión es falsa, y se demuestra por sus dudas a la hora de orar. En el versículo 6 escribe Santiago, “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.”
Es decir, este hombre afirma tener fe en Dios, sin embargo tiene inmensas dudas acerca de lo que Dios pueda hacer y prefiere confiar en sí mismo, pues Dios no le contesta. Esta duda o esta doble mente lo hace una persona inestable en todo lo que hace. Su vida se encuentra entre la obediencia a Dios y más fuertemente su auto-confianza para lograr lo que desea.
El hombre de doble ánimo culpa a otros de sus males (1: 12-15)
Tan débil es la fe de este hombre -realmente podemos afirmar que no existe fe verdadera en este hombre- que no puede soportar las pruebas. Cuando vienen lo que hace es culpar a Dios del mal que le aqueja. Sin embargo, la realidad es que este falso cristiano es tentado por su perverso corazón, uno lleno de concupiscencia, la cual le atrae y le seduce. No es Dios, como él afirma, sino la realidad de un corazón que no ha sido regenerado.
El hombre de doble ánimo es un oidor olvidadizo (1: 19-25)
El cristiano es aquel que escucha la voz de Cristo y obedece en todo lo que se le dice. Sin embargo, el hombre de doble ánimo es todo lo contrario. Este hombre escucha todos los domingos la palabra de Dios predicada, la cual lo exhorta a cambiar su vida y su manera de ver el mundo, pero en lugar de poner sus manos a la obra lo que hace es olvidar todo lo que escuchó. En lugar de ser libre continúa en su esclavitud al pecado.
Se le predica sobre el amor a Cristo, sobre la obediencia, sobre el servicio y el amor hacia los hermanos, sobre lo que Dios pide de él, pero prefiere olvidar. La palabra le entra por un oído y le sale por el otro. Sale de la iglesia en la misma condición espiritual en la que entró: muerto espiritualmente. El cristiano por el contrario, al tener un nuevo corazón, escucha, reconoce la voz de Cristo y obedece.
El hombre de doble ánimo es religioso pero su religión es vana (1:26-27)
En realidad lo que Santiago dice es que este hombre afirma ser una persona religiosa pero su religión, por lo que él hace, no tiene valor; es vacía, o en las palabras de nuestra traducción: vana!
Este hombre sabe de personas necesitadas entre los hermanos y no hace nada para ayudarlos: no visita huérfanos ni viudas, ni se guarda sin mancha del mundo! No sólo es la fe de este hombre falsa, sino que es una fe impía. Este hombre de doble mente pretende y afirma ser un Cristiano, pero es un simple pagano sentado en las butacas de la iglesia. Este hombre, dice Santiago, engaña su corazón con su religión falsa.
El hombre de doble ánimo hace acepción de personas (2:1-13)
La evidencia de que este hombre es un falso profesante está en su imparcialidad, la cual se maneja de la manera en la que vive el mundo. Es decir, para el mundo la riqueza y el poder son las metas de la vida. Los ricos y los poderosos son las personas a las que debemos acercarnos, precisamente porque el mundo es egoísta y busca sacarle provecho a las personas en poder para su beneficio.
Bueno, así funciona el hombre de doble ánimo. En la iglesia hace acepción de personas buscando complacer y agradar y ayudar y favorecer a los ricos y poderosos, mientras desprecia a los pobres en la congregación. Su mente está dirigida por el mundo, no por la Biblia.
El hombre de doble ánimo profesa fe pero no tiene obras (2:14-26)
De nuevo, Santiago tiene el interés de mostrar la realidad de este hombre que profesa fe en Cristo. Y esa realidad es esta: su fe es falsa. Santiago busca demostrarlo usando el ejemplo de Abraham y Rahab los cuales creyeron verdaderamente a Dios y esa fe verdadera obró obediencia.
El hombre de doble mente no es así. Este profesa creer en Cristo, pero no tiene obras que comprueben lo que afirma. De hecho, todo lo que Santiago ha dicho antes dejan en evidencia que este hombre o esta persona no son verdaderos cristianos. Su fe está muy lejos de ser la fe de Abraham o de Rahab. La fe de este hombre, afirma Santiago, está muerta!
El hombre de doble ánimo tiene una lengua dividida (3:10)
Santiago toma un espacio en la carta para hablar de uno de los grandes problemas del hombre: su lengua. Tan problemática es que el autor la compara con un fuego o un mundo de maldad. Pues bien, el hombre de doble mente tiene una lengua que va de acuerdo con su carácter es doble. Es decir, su lengua tiene dos usos: bendice a Dios y maldice a los hombres.
En realidad este hombre es un hipócrita, pues en la iglesia se para para bendecir a Dios, pero en cuanto puede maldice a aquel que ve como una amenaza para sus intereses. Es aquel que el domingo anda mencionando el nombre de Dios, bendiciendo al predicador por el sermón, pero sale de la iglesia y maldice a los demás hombres hechos a imagen y semejanza de Dios.
El verdadero cristiano, por el contrario, bendice a Dios y bendice al hombre, a su prójimo hecho a semejanza de Dios, pero la realidad espiritual del hombre de doble ánimo re muestra en el uso de su lengua.
El hombre de doble ánimo es externamente piadoso pero por dentro está corrompido (3:13-18)
Este hombre afirma estar en la verdad de Dios pero sus actos dicen todo lo contrario. Por ejemplo, el cristiano está llamado a ser humilde y a tratar bien a los demás, sin embargo el hombre de doble mente es orgulloso, contencioso, y celoso, y así miente contra la verdad (3:14). La motivación principal de estas personas es ellos mismos. No desean servir, sino ser servidos y por lo tanto pelean con aquellos que no viven así.
Y cuál es el resultado en una iglesia llena de personas de doble ánimo? Contiendas y anarquía! Este es el resultado de tener en la iglesia falsos profesantes. Estos le hacen gran daño a la obra de Cristo! Esto es lo que Santiago desea exponer aquí.
El hombre de doble ánimo es amigo del mundo (4:1-10)
Esto es algo de esperar de una persona con una falsa fe. No sólo hay guerra y pleitos por personas que son guiadas y dominadas por sus pasiones; sino que también hay codicias. Porqué? Porque estas personas son amigas del mundo. Ellas viven como el mundo, piensan como el mundo, y desean vivir en el mundo. Su mente está llena de los pensamientos del mundo. Y por lo tanto, el peligro en el que se encuentran, dice Santiago, es terrible: ser amigo del mundo significa ser enemigo de Dios.
Santiago está hablando del presente de estos hombres de doble mente! Codician porque esto es lo que el mundo hace. Piden mal, porque piden lo que el mundo desea, con el deseo de gastar en sus deleites (4:3), y por lo tanto demuestran ser “almas adúlteras.” De la misma manera que un hombre profesa amar a su esposa, pero le es infiel con otra mujer, así mismo estas personas dicen amar a Dios, pero adulteran co el mundo al cual realmente aman.
El hombre de doble ánimo habla ‘doblemente’ (5:12)
Al igual que su fe, es decir que dice creer en Dios, pero prefiere confiar en sí mismo, este hombre habla de manera dividida. No es una persona confiable, dice que va a hacer una cosa y no la hace o dice que no va a hacer algo y lo hace. Lo que mueve a esta persona es un instinto de preservación. Lo único que le importa es él mismo y por ello su vida está caracterizada por la mentira. Tanto miente que debe andar jurando por todo lo creado para que los demás puedan confiar en él. Ya no le creen cuando dice ‘sí,’ ni cuando dice ‘no.’ Porqué? Porque constantemente anda quebrantando sus promesas.
El cristiano, por el contrario, vive de tal manera que cuando promete algo lo cumple.
Qué le espera a este hombre?
Lo único que le puede esperar es la condenación (5:12). Y no puede ser menos para alguien que no tiene fe verdadera, que es un falso profesante, y que por lo tanto es un enemigo de Dios. Sentarse en la iglesia todos los domingos, afirmar creer en Jesús, pretender escuchar el sermón, no le van a servir para escapar la ira de Dios que está puesta sobre sus cabezas.
Cuál es el deseo de Santiago?
El deseo pastoral de este siervo de Cristo es que estas personas reconozcan su falsa fe y se acerquen a Dios. Esto es lo que afirma en dos ocasiones en la epístola. En Santiago 4:8-10 dice,
8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.”
El deseo es que estas personas vean el peligro en el que están y se humillen delante del Señor para que Él los exalte y los salve! Pero, con ese mismo deseo le implora también a los verdaderos creyentes en la congregación que están escuchando sus palabras leídas por el pastor de la iglesia, y les dice,
19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.” Santiago 5:19-20
Santiago desea que aquellos verdaderos creyentes que han identificado por su carta quienes son los falsos profesantes que oren por ellos y que rescaten a esos hombres de doble ánimo que son realmente impíos en la iglesia. El deseo de Santiago es que los creyentes, una vez habiéndolos identificado, evangelicen a estas personas, haciendo “volver al pecador de su camino” (5:20).
Santiago ya ha mostrado el pecado del hombre con dos mentes, le ha advertido del peligro que corre, le ha dicho que está camino al infierno, y que está muerto espiritualmente, sin el fruto del Espíritu evidente en aquellos que han sido realmente salvados por gracia.
Concluyo
De ahí la importancia de esta epístola para las iglesias de nuestros tiempos. Como dije al inicio, nuestras iglesias están llenas de gente que ha crecido en la iglesia creyendo ser salvos. Sin embargo, sus vidas demuestran que nunca fueron creyentes, sino que aún estan muertos espiritualmente y sus obras confirman esa realidad.
El llamado de los verdaderos creyentes es a identificar a tales personas y a exhortarlas a creer en Jesucristo y a arrepentirse de sus pecados. Continuar en su orgullo y soberbia les llevará directo al infierno. No podemos quedarnos callados cuando vemos hombres inconstantes en nuestras iglesias desviándose de la verdad, Nuestro deber es llamarlos al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo.
Dejarlos en su engaño es odiarlos! Si somos verdaderos creyentes debemos ver la necesidad de evangelizarlos.
Es usted uno de estos hombres de doble mente? Esta usted jugando al Cristianismo? Se está engañando a sí mismo? El examen de Santiago es sumamente importante para su vida en la eternidad.
¿Eres un lobo, o eres oveja?
¿Que eres?
Amen
Dios te bendiga, en su infinito amor
PRO/PR2015©
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