martes, 9 de agosto de 2016

483.4-Prioridades y vida infructuosa

Mateo 6:24-34 
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”

⇨Producir mucho fruto trae, como vimos, toda la gloria a Dios. Para lo cual necesitamos, como ya hemos visto en las Escrituras, permanecer en la Vid, esto es, permanecer en el Señor Jesucristo. 

El anhelar apasionadamente una relación más intima con Él, así como satisfacerlo y complacerlo. Si éste es el propósito, el esfuerzo de nuestra vida, entonces mucho más fruto saldrá de ello. Pero es obvio que esto implica que Dios y su agenda tienen que tener prioridad número uno en nuestras vidas, o por ponerlo de otra manera: si hay algo que pone en riesgo nuestra “producción de fruto” sería el peligro de distraerse de la Vid (Cristo) a otras cosas. Como Jesús dijo en Mateo 6:24-34:

Los gentiles, los incrédulos, son los que se preocupan por qué comer, beber o vestir; pero esto no tiene porqué pasarnos a nosotros; para nosotros, lo primero, la prioridad número uno, lo que debemos poner primero, es el reino de Dios y su justicia.

Hoy más que nunca, hay cientos de cosas que suplican nuestra atención y compiten por nuestro tiempo, Ahora más que nunca se nos ofrecen cientos de opciones. No ha habido una era en la que un individuo ha tenido tantas opciones. Al prender el televisor se puede escoger entre cientos de canales o al ir a una tienda de videos las opciones a seleccionar también son muy vastas; se puede pasar el tiempo navegando en internet escogiendo entre miles de páginas. No ha habido una era donde un individuo haya tenido tantas opciones en tantas tentativas, las cuales podría fácilmente seguir, pero tan bueno como esto sea todas estas tentativas luchan por nuestro tiempo; luchan por un lugar en nuestra lista de prioridades, luchan por un lugar en nosotros. Me encanta ver películas, pero cuando veo muchas, el tiempo se me va, y me arrepiento porque luego termino no teniendo suficiente tiempo con Dios y sin tiempo suficiente para hacer las cosas que me ha llamado a que realice. Me encanta navegar por internet de página en página viendo cosas que me gustan, pero la cosa es que si le dedico a eso mucho tiempo luego mi tiempo con Dios acaba en nada. Tengo que mantenerme a raya, porque mi esfuerzo, mi único esfuerzo real y valioso es servir únicamente a Dios. Ahora, en esta era de múltiples opciones, más que nunca, tenemos que tener muy presente nuestra prioridad número uno, el propósito de para qué estamos en esta vida. Y esto no es nada más que producir mucho fruto para la gloria del Padre. No es otra cosa más que conocer a Dios y tener comunión con la Vid, Cristo, y a través de Él producir fruto para la gloria del Padre. Y éste objetivo no ha cambiado, es lo mismo ahora que hace 2000 años.

Quiero agregar algo más antes de concluir: 
→Jesús dijo en la parábola del sembrador, sobre la tercer categoría, que es la que escucha la Palabra de Dios:

Marcos 4:3-4, 7 
“Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar … Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.”

y la explicación: 
Marcos 4: 14, 18-19 
→“El sembrador es el que siembra la palabra …. Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”

La Palabra fue sembrada pero se hizo esteril, infructuosa. ¿Porqué? Porque otras cosas entraron y acabaron con ella. ¿Qué cosas? Los afanes, el engaño de las riquezas y lo que en general es llamado como los deseos por otras cosas. Todo esto no es más que distracciones que roban el fruto y en este caso lo roban completamente. Al final del día tenemos que decidir a quién vamos a servir, qué queremos hacer con nuestras vidas. ¿Queremos pasarnos la vida en distracciones infructuosas, en lo que el mundo “los gentiles”, buscan? O ¿queremos que nuestras vidas produzcan fruto, mucho fruto para la gloria de Dios? ¿Qué escoges? Yo he escogido la segunda.

Amén
Dios te bendiga en su infinito amor...

💒PRO/PR2016©📡📲
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(Martes,9 de Agosto de 2016)
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